Ya está. Se acabaron las dudas y las cuentas. Después de meses viviendo en distintos universos, pasando de la desidia a la tranquilidad, de la tranquilidad a la euforia, de la euforia a la depresión y de la depresión a la agonía, se cierra el círculo. Victoria contra el Madrid, partido raro y ganas de celebrar. Si, señores, ganas de celebrar una salvación.
Lo decía Luis Casimiro: esta victoria va para toda la gente que este año ha sufrido en todas partes. A los de la grada, a los de las oficinas, a los aficionados que viajan, a los que no viajan... en resumidas cuentas, a los que sienten esto. Una victoria contra el Madrid siempre llena, de la manera que sea y en el lugar donde se celebre: la de hoy fue de las mas raras, de las que tocan morales, dejan huellas y marcan. Triunfos que hunden a un equipo que captura 22 rebotes ofensivos y no gana, que venía a luchar por escalar posiciones y con aficionados emocionados porque podían darle la puntada al eterno rival.
Veía a Corey Brewer presionar la salida de balón de Raül con ocho puntos arriba y ocho segundos en el luminoso y pensaba hacia adentro que eso, a mi, me vale mas que un comunicado en el que me digan lo apenados que están por las derrotas. Valoro mas eso que los gestos hacia la afición mas que nada porque, de apretar en defensa, nada de eso es necesario. Si uno aprieta, si uno da la cara y pone lo que hay que poner, poco quedará por reprochar. Cierto es que hoy el equipo echó unos huevos de campeonato, pero con menos huevos se habrían ganado otros partidos.
Cerveza sin alcohol, café sin cafeína, defensa sin rebote...
Volviendo sobre las claves del partido, todo el mundo destaca hoy el dato: el Madrid se llevó 22 rebotes ofensivos, algo que puede traducirse en 44 puntos a lo tonto. Un porrón de canastas que habrían sumado Plaza y los suyos de haberse adaptado a lo que algunos, como Dani Blanco, veían desde la grada: los pívots de Estudiantes salían a todas las ayudas exteriores, a puntear los tiros cercanos y, en una de esas, te veías con Pancho marcando a Felipe en la pintura. De haber aprovechado esa faceta en vez de tirar tanto de tres (34 triples ante un equipo que, si bien sabe poner zonas, hoy no abusó de ellas) estaríamos contando otra historia. Al final, solamente 14 puntos tras rebote ofensivo. Ridículo.
Sorprende a muchos el hecho de que, ante estas circunstancias, el Madrid no apostara mas por un trío Hervelle-Massey-Felipe con apoyos puntuales de Tomas, Winston y VDS: Plaza, que en rueda de prensa dejó claro que no le gustan los entrenadores llorones, optó mas tarde por dejar caer que no pudo contar con Winston y VDS por problemas médicos y que Felipe no tuvo regularidad hasta hace dos días. Muchas de nuestras opciones se hubiesen esfumado ante un Madrid al completo, pero el basket ficción se juega en las consolas: mas allá de la realidad virtual es insistir en algo que no existe ni existirá.
Del mismo modo, un partido como el de hoy hubiera sido prácticamente imposible sin la presencia de Pancho: gracias a su labor consistente (forzando, todo hay que decirlo: el lunes tenía problemas para subir unas escaleras) y su presencia a lo Willis Reed la tortilla se dio vuelta. Pero no solo es importante darle la vuelta, sino que no se te pegue: ahí entraron hombres como Oriol (cumpliendo en su labor de suplente) o Jayson (que aguantó como un campeón en los minutos mas difíciles del partido). Junto a ellos, Carlos y Pop (me dan su contrato esta tarde y lo blindo: no solo levantó a la gente, sino que se cascó un minuto de oro con seis puntos, un rebote y una asistencia para triple de Iker) remataron esto.
Se cierra el círculo
Se acabó lo de mirar a los vecinos, lo de desear malos resultados o el mal ajeno. Basta ya de hacer cuentas, es hora de relajarse. Pero como decía, el circulo se cierra: de la agonía que hablaba en última instancia pasamos a la alegría... pero poco a poco, ese celebrar la permanencia acabará convirtiéndose en desidia. De todos depende que esto no sea así.
PD: Mañana hablaremos del resto de la jornada, que a pesar de que todo esté resuelto no vamos a dejar esto de lado.
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