Mientras espero que me suene el teléfono (tengo móvil, oye, ¡llamadme!), me da por ponerme a leer. Si, ya se que tendría que empollar ahora que vienen los exámenes, pero prefiero distraerme un rato. El caso es que estos últimos días he podido seguir (yo y todas las personas que compran el Marca) una entrevista en profundidad al presidente del club de la calle “Vagina que Pincha” (Concha Espina), Ramón Calderón. Un bukkake inverso de los siete periodistas más representativos del universo Marca (faltaba Miguel "Jandemor" Serrano) en la sala de trofeos del Bernabeu.
Cualquiera que la lea en profundidad habrá encontrado incongruencias a mansalva (como titular un día que "el Cristiano no dio el paso definitivo", y al otro decir que eran “meros espectadores” en ese tema), pero lo que más me gustó fue su análisis del baloncesto. Antes de ser presidente, Calderón llevaba el baloncesto para Florentino, o sea, en una de sus peores épocas. Rafa Alique lidera esa parte de la entrevista, y ahí el presidente del vecino se luce.
No descubro América si digo que a estos les molesta el nuevo sistema de playoffs. Vamos, que es una injusticia que el campeón de la Liga Regular quede eliminado después de dominar durante 38 partidos (si, dice 38: el subconsciente jurgolero le traiciona). El sistema tiene que cambiar, así que piensan liderar la revolución en los estamentos de la liga española: todos tienen un voto (aunque parece que eso escuece), y el Madrid será la punta de lanza.
Un equipo de baloncesto puede hacer una temporada maravillosa y venirse abajo por dos días tontos, como le pasó al vecino. Del mismo modo, un equipo puede hacer un año nefasto y salvar el año en tres encuentros, como nos pasó a nosotros. Eso es lo bueno del baloncesto: que el partido y la temporada no se acaban hasta que suena la bocina. Acabar con la emoción de factores como los playoffs por un capricho del poderoso cambiará el panorama a grandes rasgos. Se cargará las sorpresas, uno de los alicientes más espectaculares de nuestro deporte.
Quejarse de estas cosas no creará una corriente de opinión para una competición que beneficia a la competencia, valga la “rebuznancia”. Volver a una Liga regular, sin playoffs, daría la victoria año tras año a los más constantes. Volveríamos a ese dominio madridista, que engorda su estadística liguera (más de la mitad de los títulos madridistas son previos a la aparición de la ACB) y que dejaría todo en manos de unos pocos. Los mismos pocos de siempre.
El caso es atacar. En cambio, si la Euroliga le garantiza a un equipo la participación VITALICIA en la máxima competición continental, no pasa nada. La vida sigue igual: acaparando, quejándose y cagandola olímpicamente. Dicen que mantienen el bloque y hubo cinco bajas, habla de dos fichajes y han sido tres, y encima van y se cuelgan la medalla de ser el equipo que mas Copas de Europa tiene de fútbol y baloncesto (claro, si solamente dos equipos gozan de tal honor...y solamente seis de los campeones de Europa en baloncesto tienen la posibilidad de hacer "doblete").
Cualquiera que la lea en profundidad habrá encontrado incongruencias a mansalva (como titular un día que "el Cristiano no dio el paso definitivo", y al otro decir que eran “meros espectadores” en ese tema), pero lo que más me gustó fue su análisis del baloncesto. Antes de ser presidente, Calderón llevaba el baloncesto para Florentino, o sea, en una de sus peores épocas. Rafa Alique lidera esa parte de la entrevista, y ahí el presidente del vecino se luce.
No descubro América si digo que a estos les molesta el nuevo sistema de playoffs. Vamos, que es una injusticia que el campeón de la Liga Regular quede eliminado después de dominar durante 38 partidos (si, dice 38: el subconsciente jurgolero le traiciona). El sistema tiene que cambiar, así que piensan liderar la revolución en los estamentos de la liga española: todos tienen un voto (aunque parece que eso escuece), y el Madrid será la punta de lanza.
Un equipo de baloncesto puede hacer una temporada maravillosa y venirse abajo por dos días tontos, como le pasó al vecino. Del mismo modo, un equipo puede hacer un año nefasto y salvar el año en tres encuentros, como nos pasó a nosotros. Eso es lo bueno del baloncesto: que el partido y la temporada no se acaban hasta que suena la bocina. Acabar con la emoción de factores como los playoffs por un capricho del poderoso cambiará el panorama a grandes rasgos. Se cargará las sorpresas, uno de los alicientes más espectaculares de nuestro deporte.
Quejarse de estas cosas no creará una corriente de opinión para una competición que beneficia a la competencia, valga la “rebuznancia”. Volver a una Liga regular, sin playoffs, daría la victoria año tras año a los más constantes. Volveríamos a ese dominio madridista, que engorda su estadística liguera (más de la mitad de los títulos madridistas son previos a la aparición de la ACB) y que dejaría todo en manos de unos pocos. Los mismos pocos de siempre.
El caso es atacar. En cambio, si la Euroliga le garantiza a un equipo la participación VITALICIA en la máxima competición continental, no pasa nada. La vida sigue igual: acaparando, quejándose y cagandola olímpicamente. Dicen que mantienen el bloque y hubo cinco bajas, habla de dos fichajes y han sido tres, y encima van y se cuelgan la medalla de ser el equipo que mas Copas de Europa tiene de fútbol y baloncesto (claro, si solamente dos equipos gozan de tal honor...y solamente seis de los campeones de Europa en baloncesto tienen la posibilidad de hacer "doblete").
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