martes, 15 de enero de 2008

La Cucha...


Creo que la primera vez que vi jugar en vivo a Erika Gómez fue en Rivas, en la fase de ascenso a LF que ganaron Extrugasa y las locales. El Joventut Mariana de aquel año me encantaba, entrenadas por un crack del basket femenino como Miquel Ballester y con una plantilla que era un lujazo: Mari Moreno, Dani Hutchenson, Barbara Matemalas, Silvia Lara y la mejor americana que ha pasado por España, Cathy Boswell, que volvió a las pistas para ver si conseguían el ascenso después de acabar segundas la regular del Grupo B. Tuvieron mala suerte en Rivas: primero tuvieron que cruzarse en la liguilla con el Extrugasa (que con Tuukkannen arrasaban en LF2) y en la semifinal (si ganaban ascendían) con las locales. Una pena, porque aquel equipo jugaba como los ángeles...

La verdad es que, siempre que me he enterado que han venido jugadoras que me daban una sensación concreta he aplaudido con las orejas. Cuando me dijeron que habíamos fichado a Erika (me lo dijo el buen LuisJa, hombre de muchas mujeres...) no solo celebré el fichaje, sino que aventuré dos cosas: que no sería su mejor temporada a nivel individual (antes de pasar por Baleares se cascó un año tremendo en Canoe), pero que si se quedaba aquí habíamos encontrado una pívot que perdimos cuando Sonia Blanco se fue a Burgos. Una tía grande, con muy buena mano, que carga bien al rebote y con un par de ovarios.

Pero hay algo que he descubierto esta temporada: Erika tiene en su país una fundación (Fundación Cucha Internacional) donde colabora con muchas cosas, pero apostando siempre por el basket. Hace unos días estuvo en su tierra visitando una escuela de baloncesto en México, un lugar donde es considerada la mejor jugadora de baloncesto femenino (aunque me atrevería a decir “de baloncesto”: la verdad es que Nájera para mi es un palote, y Earl Watson a pesar de ser nacionalizado es una chusta); después de pasar navidades en México, se ha acercado para entregarles equipaciones a un equipo de disminuidos psíquicos. Cuando mucha gente se presenta a cuestiones de este tipo casi “a la fuerza”, o cuando vemos al otro lado del charco como en la NBA les obligan a ir a hacer estas cosas, a mas de uno nos sorprende ver como existen personas como Erika se vuelcan a estas causas demuestran que en el mundo de los profesionales del deporte todavía hay esperanza.

Además, su madre es una mujer muy salada: recuerdo que aquel año en Rivas se apareció con bandera y sombrero mexicano en ristre. A ver si la volvemos a ver por aquí para una fase de ascenso.

PD: Y ahora le digo a mi perro, Culpa, que haga pipí (lease “entono el mea culpa”). Tengo que volver al femenino, que hace siglos que no piso el Magata entre Liga Municipal, ACB y compromisos varios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

De la post-data no sé si es peor la mentira de que volverás, o el chiste. Joooodeeer xDD

Y sí, gran jugadora Erika, aunque no esté destacando demasiado este año.