Nadie podrá negar que en peores berenjenales nos hemos visto inmiscuidos en los últimos años. El caso es que, en el momento en el que hay que reaccionar de manera brusca hemos ido a caer en el peor de los ranchos. Mañana toca visita al Palau Blaugrana, uno de los recintos mas inexpugnables del baloncesto ACB para medirse al Regal Barcelona, el reflejo de cómo pueden hacerse bien las cosas desde la dirección deportiva si se cuenta con pasta por un tubo (algo poco habitual en nuestro basket).
Decir que este Barça es el mejor de los últimos cinco años (incluyendo al que nos ganó la Liga) no es mentir, aunque quizás faltemos un poco a la verdad. Cuentan con un gran juego interior, con una serie de hombres multiusos capaces de reventar el encuentro y con dos referentes europeos como Navarro y Andersen. Poco hay que cuestionarle a una plantilla tan competitiva (diseñada por Joan Creus), aunque todo cocido tiene su garbanzo negro: y es precisamente el diseño de la misma.
Creus, que este verano ha salvado grandes obstáculos y ha atado en corto a estrellas, ha tenido que enfrentarse a dos grandes pegas: la primera, la “mano invisible” del mercado; la segunda, la “mano visible” de Zoran Savic, que dejó “atados y bien atados” algunos hombres que este año supusieron un problema. Hasta hace poco, Mario Kasun era un obstáculo en la planificación (solventado tras su salida al Efes y la llegada de Santiago) y ahora las principales pegas del director deportivo son dos oscuros objetos de deseo: Jaka Lakovic y Jordi Trías.
Si bien el primero no interesa (al menos directamente: ya es hora de que Sada destaque y nos dejemos de bases pufo en la selección), ver desde la distancia como un tío de una calidad indiscutible, polivalente y resolutivo (si le sale de los huevos al entrenador de turno) se pudre en el banco de un club grande nos aviva las entrañas a algunos. Igual no nos enteramos ni de la mitad de la misa, pero nos quedamos con ese detalle: si bien el catalanismo de este proyecto es algo visible, se olvidan de una ficha clave a mí entender.
El caso es que los que ocupan su puesto no son precisamente mancos. Me da a mí que desde el puesto de “3-4 a ratos” van a hacernos muchísima pupa: justo en el lugar donde tenemos más calidad. Si se lucha, volveremos al pensamiento deportivo basado en “Esperando a Godot” (habría que fichar a Fotis "Kachikachi" ahora que se ha quedado en el paro); si perdemos, nos vendremos abajo otra vez y lo pasaremos mal ante el Fuenla. ¿Ganar? No entra en mis planes: la objetividad al palo.
Las claves:
PD: Mal de muchos, consuelo de tontos. Hoy juega el vecino en Badalona, un partido que siempre tiene alicientes. Quizás ahora menos, pero aún así es imprescindible.
Decir que este Barça es el mejor de los últimos cinco años (incluyendo al que nos ganó la Liga) no es mentir, aunque quizás faltemos un poco a la verdad. Cuentan con un gran juego interior, con una serie de hombres multiusos capaces de reventar el encuentro y con dos referentes europeos como Navarro y Andersen. Poco hay que cuestionarle a una plantilla tan competitiva (diseñada por Joan Creus), aunque todo cocido tiene su garbanzo negro: y es precisamente el diseño de la misma.
Creus, que este verano ha salvado grandes obstáculos y ha atado en corto a estrellas, ha tenido que enfrentarse a dos grandes pegas: la primera, la “mano invisible” del mercado; la segunda, la “mano visible” de Zoran Savic, que dejó “atados y bien atados” algunos hombres que este año supusieron un problema. Hasta hace poco, Mario Kasun era un obstáculo en la planificación (solventado tras su salida al Efes y la llegada de Santiago) y ahora las principales pegas del director deportivo son dos oscuros objetos de deseo: Jaka Lakovic y Jordi Trías.
Si bien el primero no interesa (al menos directamente: ya es hora de que Sada destaque y nos dejemos de bases pufo en la selección), ver desde la distancia como un tío de una calidad indiscutible, polivalente y resolutivo (si le sale de los huevos al entrenador de turno) se pudre en el banco de un club grande nos aviva las entrañas a algunos. Igual no nos enteramos ni de la mitad de la misa, pero nos quedamos con ese detalle: si bien el catalanismo de este proyecto es algo visible, se olvidan de una ficha clave a mí entender.
El caso es que los que ocupan su puesto no son precisamente mancos. Me da a mí que desde el puesto de “3-4 a ratos” van a hacernos muchísima pupa: justo en el lugar donde tenemos más calidad. Si se lucha, volveremos al pensamiento deportivo basado en “Esperando a Godot” (habría que fichar a Fotis "Kachikachi" ahora que se ha quedado en el paro); si perdemos, nos vendremos abajo otra vez y lo pasaremos mal ante el Fuenla. ¿Ganar? No entra en mis planes: la objetividad al palo.
Las claves:
- Grimau-Ilyasova, McCombos del basket: el único jugador ACB con más nacionalidades que Pablo Prigioni y el mejor jugador del Barcelona (si, no me equivoco) van a ser huesos duros de roer. Pegarse a Grimau durante los minutos que pasa por pista no tendría que ser complicado, pero con el otro habrá que tener especial atención. ¿Gaseosa? No, gracias, no me gustan los experimentos…
- Petar Popovic: anda que lo que voy a plantear no se hace en el mundo real y válgame dios si alguien dice que no funciona. La de veces que hemos visto a gente que iba a quedarse en el paro darlo todo para mantener su puesto… para al final irse a la calle. Visto lo visto, será su último partido con nosotros y, como cualquier currante en tiempos de crisis, necesita dinero. Dinero significa contrato, y contrato significa buena actuación. Luis, conviértete en un empleador como el resto.
- Navarro y Andersen, “laissez-faire”: sabemos que van a fundirnos pase lo que pase. Uno en la pintura (y si no, ya está Santiago para sacarle las papas) y el otro en todo el campo harán lo que les venga en gana. ¿Dejarse fuerzas, faltas y hombres en ponerle tope a su participación? Vale, allá nosotros. No seamos madres, pero tampoco lapas.
PD: Mal de muchos, consuelo de tontos. Hoy juega el vecino en Badalona, un partido que siempre tiene alicientes. Quizás ahora menos, pero aún así es imprescindible.
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